"Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito". (Aristóteles)
Cada uno de enero, cada mes y cada lunes nos proponemos y prometemos empezar la dieta, el ejercicio físico, empezar a leer, a escribir, a beber agua, a meditar... Y cada año, cada mes y cada semana fracasamos en conseguirlo. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué es tan difícil instaurar hábitos nuevos en nuestro día a día?
Un hábito es una acción que repetimos de manera sistemática hasta que se automatiza. Son actividades que realizamos con menos esfuerzo, que funcionan como un atajo mental. Aunque eso no quiere decir que tengan que ser acciones inconscientes. Podemos (y queremos) hacer nuestras rutinas prestando atención plena y disfrutándolas.
Al principio es un proceso muy difícil. Hay que darle tiempo y repetirlo muchas veces para que el cerebro logre interiorizarlo. Supone esfuerzo, constancia y perseverancia. Pero merece la pena pensar en los beneficios y en cómo mejorará tu vida.
A continuación, tenemos 13 consejos que nos ayudarán a instaurar nuevos hábitos o rutinas:
1. Tenemos que empezar con algo pequeño, concreto. Los objetivos tienen que ser realistas y medibles. Es necesario descomponer grandes metas en pequeños pasos concretando qué queremos hacer, cuándo, dónde y cómo. Si tenemos objetivos muy grandes, que no se pueden medir, es difícil hacerles un seguimiento.
Por ejemplo, "comer saludable" es un objetivo sin concretar y difícil de llevar a la práctica. Pero ese objetivo general se puede fragmentar en "beber dos litros de agua al día", "comer tres piezas de fruta al día", "planificar la comida semanal los domingos", "aprender cada semana un nuevo plato saludable", "hacer las comidas de lunes a viernes conscientes, sin televisión ni móvil, prestando atención a los sabores y comiendo despacio", etc.
2. Hazle hueco en la agenda. Es importante que lo apuntes, que le busques el momento, que lo planifiques y que lo tengas en cuenta a la hora de organizar el resto de tu vida.
3. Siempre que se pueda es muy buena idea que nuestro nuevo hábito sea siempre a la misma hora.
4. Usa recordatorios. Podemos usar ayudas externas, como poner alarmas en el móvil para recordarnos que toca hacer el nuevo hábito o dejarnos notas en sitios que vayamos a ver con frecuencia.
5. Empieza hoy. El mejor día es HOY, el mejor momento es AHORA. Deja de posponerlo, no son argumentos razonables, sino que son autoengaños. Los lunes no son mejor día que los jueves.
6. Cuenta tu meta a un amigo para generar un compromiso. Tendemos a ser más responsables y consecuentes con lo que decimos a los demás que con lo que nos decimos a nosotros mismos.
7. Céntrate más en colocar hábitos beneficiosos y no tanto en eliminar hábitos perjudiciales. Sustituye unos por otros.
Por ejemplo, si yo me empeño en que quiero eliminar las pantallas una hora antes de dormir, puede que mi cerebro se empeñe más en querer mirar el móvil a última hora. No nos llevamos bien con el "no" y hace que nos revelemos. Mejor me empeño en pensar cuáles serán las actividades que yo empiezo una vez que termine con las pantallas. Puedo dejar el móvil y a continuación hago mi ritual de belleza, después leo media hora y después remato con una meditación breve.
8. Podemos conectar un hábito nuevo a otro que ya tienes instaurado.
Por ejemplo, si quiero empezar a apuntar tres agradecimientos diarios y yo tengo el hábito de leer todas las noches, puedo enganchar un hábito con otro. Justo cuando dejo de leer, cojo mi libreta y mi boli (que ya tengo ahí preparados) y escribo los agradecimientos.
9. Sé disciplinado. Repítelo de manera firme durante unos 2-3 meses. No hay un consenso sobre cuántos días son necesarios para instaurar un hábito, tenemos teorías para todos los gustos: 21 días, 66 días... No importa. Repite, repite y repite. Todo aprendizaje necesita perseverancia.
10. Si fracaso vuelvo a intentarlo. No caigo en todo-nada. Muchas veces hacemos lo que nos proponemos de manera perfecta y en cuanto tenemos el más mínimo error, lo dejamos. Hay muchos grises, no solo es blanco y negro. Si un día paro, vuelvo a hacerlo al día siguiente. Si un día no lo hago perfecto, lo intento al día siguiente. No es necesaria la perfección porque no somos máquinas, somos humanos.
11. Utiliza recompensas. ¿A quién no le gusta premiarse? Puedo ponerme un premio si esa semana consigo ese hábito pequeño y concreto. Así cuando me dé ese "capricho" sentiré que me lo concedo porque "yo lo valgo".
12. Realiza visualizaciones observando cómo te sentirás. Es importante que a nuestro cerebro le enfoquemos en aquello que queremos conseguir, que le entren ganas. Visualiza con el máximo detalle cómo sería tu vida realizando ese hábito, qué emociones experimentarías, qué beneficios obtendrías, cómo te sentirías...
13. Necesitamos tener paciencia con nosotros mismos y hablarnos bien. De nada sirve que nos estemos machacando, criticando... Vamos a cuidar nuestra comunicación, motivarnos y ser pacientes.
Por ejemplo, cada mañana, cuando me miro en el espejo puedo decirme afirmaciones que me ayuden a enfocarme y me motiven a conseguir mis objetivos del día. O todas las noches, justo antes de dormir, puedo valorarme y darme la enhorabuena por todo lo que he hecho bien en ese día.
Con todo esto ya estás listo para empezar. Decimos que nuestros hábitos nos definen... ¿Cómo quieres definirte tú? ¿Te animas a poner en marcha algún hábito nuevo? ¿Con cuál te quedas? ¿Empezamos hoy mismo?
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